EL LARGO VIAJE DE TOKIO PARA REGRESAR AL PODER
LA DESCONOCIDA AGENDA DE FUJIMORI EN CHILE
El Mercurio, Chile, 26 de marzo de 2006
Sergio Espinosa V.
Fuente: http://www.aprodeh.org.pe/fujimori/corrupcion/extradicion/26mar2006.htm
''En unas horas, partiré de Tokio rumbo a Santiago de Chile, para iniciar el proceso de retorno con el que estoy comprometido moralmente. Estoy seguro de que mis adversarios quedarán desconcertados expresando su estupefacción por el hecho de que Fujimori haya dejado su 'cómodo y seguro' refugio en Japón, para aventurarse a ingresar a Chile, y desde allí al Perú''.
Las palabras de Alberto Fujimori, escritas el 4 de noviembre de 2005 en el prólogo del libro "Fujimori vuelve", publicado a comienzos de año y cuyo autor es el fujimorista Virgilio Gutiérrez, no sólo fueron las últimas del ex mandatario peruano en el país que lo cobijó durante los últimos cinco años, y que en Chile eran desconocidas hasta hoy.
También revelan con claridad hasta qué punto el plan trazado por el "Chino" -como es apodado en Perú- fue cuidadosamente elaborado e incluso contemplaba el escenario con el que finalmente se encontraría al arribar a Santiago 48 horas después de escribir el citado mensaje.
Porque lo cierto es que los detalles de su salida desde Japón, la elección de Chile como destino y su activa agenda al interior de su celda en la Escuela de Gendarmería durante los últimos cuatro meses y medio son bastante más complejos de lo que se ha conocido hasta ahora.
Sondeos en Chile
Desde que dejó abruptamente el poder hace cinco años y se autoexilió en Japón tras el escándalo de los "vladivideos" -que obligaron a un humillado Fujimori a convocar a nuevas elecciones generales en las que no se presentaría-, su única obsesión fue regresar a Perú y ceñirse nuevamente la banda presidencial.
Con los comicios presidenciales y parlamentarios de 2006 en la mente, debía abandonar su refugio nipón a más tardar a fines de 2005 para reorganizar a un fujimorismo disperso desde la partida de su líder. El problema es que si aterrizaba en Lima sería detenido de inmediato.
Singapur, Panamá y Estados Unidos les habían ofrecido acogerlo si así lo deseaba. Pero ninguna de las ofertas servía a sus propósitos: el primero estaba tan lejos de Perú como Japón; al segundo no le acompañaba la imagen, y el tercero -que le entregaba un salvoconducto por 90 días para permanecer en Washington, D.C.- transmitiría una imagen que no le convenía: la de ser un protegido del "imperialismo" norteamericano.
Su apuesta siempre fue Chile. La confianza en su institucionalidad jurídica -reacia a conceder extradiciones-, la relación que había cultivado con nuestro país durante su Presidencia y, especialmente, su proximidad geográfica con Perú, lo convertían en la elección lógica.
Pero tomó precauciones. Lo que menos necesitaba era ser deportado en el primer avión a Lima, y por eso recurrió a algunos intermediarios para que sondearan, en Lima y Santiago, cuál sería la reacción de las autoridades chilenas.
Dos de esos emisarios fueron su hermano Santiago Fujimori y el ex alcalde de Miraflores Germán Kruger, quienes a su vez contactaron al abogado Juan Carlos Osorio. Según fuentes cercanas al ex mandatario, en las conversaciones que sostuvieron en ambas ciudades con personeros chilenos recibieron la garantía de que Fujimori no sería deportado inmediatamente si llegaba a Chile. Eso era todo lo que necesitaba saber.
El entonces Presidente Lagos nunca se enteró de esos sondeos, ya que sólo conoció el plan del peruano cuando le interrumpieron un asado en casa de su hijo Ricardo Lagos Weber para avisarle que estaba instalado en el Hotel Marriott.
Como expresa Fujimori en el mismo prólogo, tenía claro lo que vendría a continuación: "Ya en Chile, espero que el gobierno peruano haga la solicitud de extradición correspondiente". Y adelantaba que "carecerá de importancia para mi causa estar detenido o gozar de comparecencia restringida o libertad; lo medular es que tribunales confiables, que yo lamento no sean de mi país, han de juzgar recta y objetivamente las acusaciones que presentarán los procuradores del Estado peruano (...) esperaré tranquilo lo que serán seguramente meses, porque he esperado años para retornar al Perú".
Las cosas se darían tal como lo había previsto... con algunas excepciones.
Organizando la campaña
La apuesta del "Chino" siempre fue su nominación como candidato presidencial en las elecciones del 9 de abril. Aunque sus asesores legales le hicieron ver que era difícil, nunca perdió la esperanza. Las leyes peruanas le permitían ser inscrito "en ausencia", en las encuestas marcaba un ascenso desde que anunciara su salida de Japón y, si ganaba, el plazo fatal para presentarse en Perú era el 28 de julio, cuando debería asumir la Presidencia.
Su detención, al día siguiente de su llegada, y el cambio de su lujosa suite en el Marriott -reservada por Kruger- por una estrecha habitación en la Escuela de Gendarmería, no lo amilanaron por estar considerados en su plan. Lo que sí le afectó, por no ser parte de éste, fueron las condiciones impuestas a su reclusión: sin internet ni teléfono y con prohibición de hacer política desde la cárcel."Fujimori cometió un error garrafal al dejar un país que lo respaldaba y en el que tenía la ciudadanía, con un idioma y tradiciones diferentes que dificultaban las tratativas peruanas por traerlo de regreso, y con el que además no existe tratado de extradición", sentencia el editor de la revista "Caretas", Enrique Chávez.
Pero a pesar de que en Japón podía interferir libremente en la campaña a través de sus tres programas radiales y su página web, Fujimori hizo un cálculo distinto. "Él cree que el silencio de Santiago es más significativo que el ruido que hacía en Tokio, porque desde Chile su presencia es más notoria y sus familiares y seguidores lo pueden visitar con mucha mayor frecuencia que en Japón", afirma un estrecho asesor del ex gobernante.
Apreciación que su hija Keiko suscribe: "Estando en Chile, la gente lo ha sentido más cerca y le reconoce el gesto de haber abandonado su tranquilidad en Japón para enfrentar una extradición".
Para Fujimori esas visitas no son un dato menor. La Escuela de Gendarmería se convirtió en un comando "virtual" de campaña. Desde allí, el detenido líder aprobó o rechazó aspirantes al Congreso que viajaban por el día a Santiago sólo para presentarse ante Fujimori, así como eslóganes de campaña, la rearticulación de sus adherentes en la "Alianza por el Futuro" -con las siglas AF, las mismas de Alberto Fujimori- y hasta el color naranjo que tiñe la campaña fujimorista.
En todos los casos, el modus operandi incluía recibir al visitante, subir el volumen de la televisión para no ser escuchados y que éste registrara de memoria las instrucciones, porque Gendarmería no le permite escribir nada para afuera. Así, cumplía con la única advertencia que le formuló La Moneda: no usar a Chile como plataforma para influir públicamente en la campaña peruana.
Entre esas decisiones estuvo la de elegir a la candidata presidencial Martha Chávez, una vez que el Jurado Nacional de Elecciones lo inhabilitó como presidenciable en enero pasado. Fue un duro golpe para él, no sólo porque sepultó sus pretensiones, sino que produjo una fuga de votos que favoreció tanto a Ollanta Humala como a Lourdes Flores, los dos candidatos que lideran las encuestas.
"Fue un momento muy difícil para todos, porque no mucha gente conocía a Martha y se generó mucha confusión, pero hemos podido remontar poco a poco; ahora ella marca un 7% y en la última semana nuestra lista parlamentaria alcanza un 12%", reconoce Keiko.
Puentes con Flores... y Humala
La hija mayor de Fujimori -que ejerció como Primera Dama en el gobierno de su padre- pasó desde entonces a cumplir un rol central en los planes del "Chino". Como candidata al Congreso representando a Lima, si se mantiene el ascenso que muestra en las encuestas -la última la ubicó el jueves a la cabeza de las preferencias, con el 14,3%- se convertirá en la más votada del país el 7 de abril y, si se respeta la tradición, debería ser nombrada presidenta del Congreso.
"Ése sería el premio de consuelo del fujimorismo, porque si antes se consideraba la tercera fuerza política del país, hoy apenas supera el 4%", comenta el periodista Luis Jochamowitz, autor del libro "Ciudadano Fujimori".
El ex Presidente tiene puestas sus mejores fichas en quien es considerada su heredera política. Considerando que Martha Chávez observa desde abajo la disputa entre Flores y Humala, su rol es obtener el piso del 4% que exige la ley para mantener con vida al fujimorismo.
Los cálculos del "Chino" hoy día son obtener un mínimo de 20 "curules", como se llama en este país a los parlamentarios, y que Keiko saque cerca de un millón de votos para consolidarla como la más popular del nuevo Congreso.
Según Enrique Chávez, Fujimori necesita contar con una bancada suficientemente fuerte en el Congreso como para que pueda defenderlo frente a las acusaciones en su contra y, en lo posible, diluirlas. "Pero es difícil que consiga un acuerdo favorable con los pocos congresistas que sacará, porque las fuerzas mayoritarias serán el APRA de Alan García y Unidad Nacional, de Lourdes Flores".
Por lo mismo, fuentes cercanas a Fujimori admiten que para él el escenario más favorable es que Flores -con quien ha tendido puentes desde hace un tiempo- se convierta en la nueva Presidenta, confiando en que no repetirá la persecución de que ha sido objeto por parte del gobierno de Alejandro Toledo.
Pero en la medida en que Humala ha ido creciendo peligrosamente en los sondeos, también se ha preocupado de generar algunos nexos con el controvertido candidato. El "Chino" confía que, para la segunda vuelta que todos anticipan, los votos del fujimorismo serán una carnada difícil de rechazar para ambos.
El rol de la novia
Un factor clave dentro del plan de Fujimori para regresar al poder ha sido el apoyo japonés. Si durante cinco años hubo oídos sordos a las peticiones de un exasperado Toledo, hoy ha seguido manifestando su interés por el devenir de su ciudadano, esta vez ante la Cancillería chilena (ver recuadro). Y si bien nunca lo ha hecho explícitamente, el TLC que Chile negocia con ese país es una carta en el póquer que juega Tokio.
Para mantener ese respaldo, los amplios contactos de la novia del "Chino", Satomi Kataoka, han sido fundamentales. Como grafica un miembro del equipo jurídico, la idea es que "el factor Japón" neutralice el "factor Perú" y la extradición se juzgue estrictamente en derecho.
"Por eso, Japón ha dado señales a Chile de que no quiere recibir una sorpresa, como un guiño de Michelle Bachelet a Toledo, enviando a Fujimori a Lima", agrega.
Pero incluso si la justicia chilena concede la extradición, el intrincado plan considera una compensación. "Chile deberá garantizar un debido proceso en Perú, para lo cual seguramente acotará el número de causas por las que Fujimori es requerido" y que hoy suman 23, concluye su principal asesor, César Nakasaki.
Quizás por eso Fujimori se atrevió a cerrar su prólogo asegurando que "Fujimori vuelve, y un puñado de congresistas y burócratas no podrán impedirlo".
MENSAJES DESDE TOKIO
La diplomacia directa de Japón
Aunque nunca dejó de apoyarlo, la presencia de Fujimori en tierras japonesas había comenzado a complicar al gobierno de Jumichiro Koizumi. Lima lo había notificado que llevaría el caso Fujimori a la Corte Internacional de La Haya y el propio Premier nipón estaba siendo repudiado por organizaciones de derechos humanos.
Por eso, la intención del controvertido huésped de abandonar Tokio con destino a Chile significó un alivio para el japonés. Con Fujimori al otro lado del Pacífico, el apoyo que seguirían brindándole se haría más llevadero. La novia del ex presidente, Satomi Kataoka, ha sido el principal puente entre las autoridades de la isla y su prometido. La poderosa empresa de lobby en la que trabajaba tenía entre sus principales clientes a los gobiernos de Japón y Singapur (que le ofreció cobijo a Fujimori) y ha sido la más interesada en mantener el compromiso de Tokio con el detenido en Santiago.
Una de sus gestiones clave fue la reunión privada que organizó a mediados de diciembre entre el abogado de Fujimori en Chile, Gabriel Zaliasnik, y las más altas autoridades del partido gobernante.
La cita, que se realizó a la usanza japonesa -arrodillados en el suelo sobre tatamis-, estuvo encabezada por el canciller Taro Aso y el más probable sucesor de Koizumi en el poder, Shinzo Abe. Aso acababa de regresar de la cumbre de la APEC en Corea y le relató que, en el primer encuentro que sostuvo con el entonces canciller Ignacio Walker, lo primero que le preguntó al sorprendido ministro fue cómo se encontraba Fujimori.
Esa misma noche, Aso tomaría el teléfono para comunicarse nuevamente con su par chileno con el único objetivo hacerle la misma pregunta. Fue suficiente para que tanto a Zaliasnik como a Walker les quedara claro el importante aliado que tiene el detenido que más incomoda a La Moneda.
1 Comments:
Esta claro que la mafia japonesa desde el Gobierno Japones presiona para influir en la Justicia chilena, que como todo el mundo sabe es pinochetista y amiga de no conceder extradicioens a dictadores y sinverguenzas, como hizo con Menen.
Es necesario presionar para evitar que disminuyan las causas por las que podra ser juzgado en Lima.
Maximo KInast
11:00 p. m.
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